Artivismo social

En los primeros 15 años de mi carrera como fotógrafo, no solo me ganaba la vida con la imagen, sino también de trabajar como activador y organizador comunitario para plataformas gubernamentales; especialmente el innovador proyecto Cosas de Pueblo donde utilizamos la fotografía participativa, entre otras acciones, para promover el sentido de pertenencia y la identidad en localidades rurales de Uruguay. El objetivo final era fortalecer el tejido social e impedir la migración interna de los pueblos a las grandes ciudades.

Esta forma de vivenciar mi práctica con procesos a largo plazo, junto al aprendizaje de mis colegas trabajadores/as sociales, gestores/as culturales y antropólogos/as, y la formación propia como educador popular, me llevó a implementar la Pedagogía de la Liberación de Paulo Freire y así llevar adelante procesos de transformación social en mis proyectos visuales con una perspectiva latinoamericana decolonial.

Otro pilar metodológico que utilizo actualmente, es el Teatro del Oprimido de Augusto Boal. En donde, la ficción comunitaria se concibe como un espacio de resignificación y revalorización del estado actual del mundo. Comienza con un diagnóstico común de la “realidad” para luego crear una nueva,  teniendo como objetivo llevar adelante un cambio y así, transformar el punto de partida.

Así fue, que me propuse establecer un método de narración visual para una fotografía no extractiva, llevando adelante el artivismo (arte + activismo) como práctica, entendiendo que ya no alcanza con construir un relato visual, sino también somos responsables de pensar cómo circulará el proyecto en lugar de origen, abordando de forma ética los problemas comunes de la sociedad.


MANIFIESTO DEL ARTIVISMO SOCIAL FOTOGRÁFICO
  •  Todos somos autores y producimos el proyecto colaborativamente.
 
  • Involucrarse como creador/a en luchas de la sociedad, explorando estrategias de combate social utilizando la imagen.
 
  • Trabajar junto a organizaciones o grupos no formalizados. Una plataforma necesita sostenerse en el tiempo y no debe depender de nosotros para funcionar.
 
  • Crear una práctica artística que funcione en su comunidad, cumpliendo un objetivo concreto para la organización. El fin, es que le sirva a la gente a corto plazo y en su territorio, para luego difundirla en los medios masivos, la industria fotográfica global y el mercado del arte.
 
  • Fotografía al servicio social utilizando la estética popular para crear una ficción emancipatoria. Debemos impactar en el territorio de origen como en una galería de arte o festival, brindando trascendencia al mensaje visual creado comunitariamente.
 
  • El tiempo y el ritmo de trabajo lo debe determinar el grupo social, y no el narrador visual, la participación real necesita que sea a largo plazo.
 
  • El colectivo tendrá el control de la edición y de la distribución del proyecto en todo momento.
 
  • Generar un sistema de economía circular compartiendo las ganancias por cualquier venta del material producido, dado que es una co-autoría en derechos de exhibición, publicación, ventas en galerías y premios. Se dividirá en un 50 % para la organización social y un 50 % para el fotógrafo, quien utilizará su red de contactos, sus habilidades técnicas y sus contactos con el mercado del arte/la industria fotográfica con el fin de recaudar fondos.
 
  • Desde el inicio definir con la organización, cómo se destinarán los fondos obtenidos por el grupo y especialmente promover su  utilización en mejorar una necesidad comunitaria concreta.
 
  • Firmar un contrato social con la organización o grupo con todos los acuerdos del proceso mencionados anteriormente.