ARTIVISMO SOCIAL

En los primeros años de mi carrera como fotógrafo no me ganaba la vida solamente con la imagen sino también de trabajar como activador y organizador comunitario para plataformas gubernamentales, especialmente el innovador proyecto Cosas de Pueblo donde utilizábamos la fotografía y video participativo, entre otras acciones, para promover el sentido de pertenencia y la identidad en más de 60 localidades rurales en mi país Uruguay, el objetivo final era fortalecer el tejido social e impedir la migración interna de los pueblos a las grandes ciudades.

Esta forma de vivenciar mi práctica con procesos a largo plazo siempre el aprendizaje con mis colegas trabajadores sociales, gestores culturales y antropólogos. Allí paulatinamente termine capacitándome como educador popular en la Multiversidad Franciscana de América Latina e implementando la filosofía creada por Paulo Freire para la transformación social en mis proyectos visuales.

En este proceso entendí que se debe tener una mirada nueva con prácticas innovadoras pensadas desde el Sur Global y lo importante que es la ética al trabajar con grupos humanos en los territorios que sufrieron colonialismo y los procesos “civilizatorios” de nuestras nuevas naciones latinoamericanas. Los grupos humanos en situación de vulnerabilidad están desconfiados de promesas de cambio por parte de los políticos de turno o cansados de abrir sus vidas a profesionales que los investigan desde una universidad y nunca vuelven ni siquiera a contar qué fue lo que averiguaron, la fotografía muchas veces es igual utiliza al “sujeto” y lo “captura” consumiendo a la otredad y sus miserias.

Siempre en la práctica como fotógrafo están las mismas preguntas: cómo seguir lo realizado? ¿Valió la pena iniciar el proceso y generar esta confianza aunque se que me voy a ir cuando termine? ¿Qué pasa con la expectativa grupal creada? ¿Si no tengo asegurada la visibilidad del ensayo visual en una revista o medio sobre problema social a desarrollar vale la pena iniciar el proyecto y que las personas destinen momentos de su vida? ¿Las personas que compran revistas, ven una exposición o consumen noticias serán sensibles a la vulnerabilidad social que queremos cambiar?
Estas interrogantes fueron fundando en mí y sumado a mi experiencia en las dinámicas del sociales y la participación, un deseo de brindar algo más a la fotografía como agente de cambio y es ahí cuando mire hacia el artivsimo (arte + activismo). Ya no alcanza con construir un relato visual, hay que hacerse cargo de cómo se circula y se aplica para construir un pensamiento crítico en la sociedad.

Actualmente realizó procesos a largo plazo de participación con la metodología del Teatro del Oprimido para abrir un diálogo no mecanizado y definir el problema real o situación que quieren trabajar las personas del grupo. Utilizando un pilar de la educación popular de Freire, nadie educa a nadie —nadie se educa a sí mismo, los humanos se educan entre sí con la mediación del mundo, me propuse establecer un método de narración visual para una fotografía ética no extractiva.

Otro pilar metodológico que viene del Teatro del Oprimido de Augusto Boal es que la ficción comunitaria se concibe como un espacio de resignificación y revalorización del estado actual del mundo. Se hace un diagnóstico común de la “realidad” y se crea una nueva con esperanza de que accione el cambio y transforme el punto de partida. Yves Citton habla de “contra-ficciones”: “El paso por la ficción debe asumirse, por tanto, como un paso necesario para cualquier política emancipadora, que incluiría inevitablemente una dimensión “visionaria”. Hablaremos de contra-ficciones para designar las narraciones anti-sistémicas cuyo objetivo (o efecto) consiste en hacernos vislumbrar otro mundo posible, para desprendernos de las falsas evidencias a través de las cuales se reproducen los datos que nos ciegan y paralizan”.

En Siglo XXI no alcanza con lograr la visibilidad de cierta situación para cambiarla, especialmente en la época actual donde los grandes medios han caído y porque estamos distraídos con una avalancha mediática constante super fragmentada en medios digitales y redes sociales, debemos sumar al activismo en nuestra práctica y tenemos una responsabilidad ética porque nosotros nos acercamos a las comunidades, por lo tanto debemos ir hasta el final creando acciones con el mensaje visual en el territorio donde habita la vulnerabilidad social, no publicarlo en una revista al otro lado del mundo en un idioma distinto, debemos ser consecuentes hasta al final.
Además las acciones artivismo que realizamos con la organización se deben poder financiar con una filosofía de economía circular basada en este concepto: si somos fotógrafos a los que se nos paga por nuestro trabajo fotográfico pero fomentamos la construcción participativa de la historia, la comunidad tiene derechos de coautoría y debe recibir el 50 % de los ingresos por cualquier distribución de las imágenes.

Si sacas paisajes no tenés este dilema o si haces fotos de una guerra donde no hay un grupo de referencia específico en tal situación crítica no existe este dilema pero cuando hay una comunidad o colectivo claramente involucrado es necesario cambiar los métodos dado que la gente no necesita tu promesa de visibilidad necesita una solución concreta y a corto plazo. Si haces un proyecto sobre desertificación en la localidad X, seguramente se necesita una bomba de agua o tecnología específica para mejorar y ahí es donde el fotógraf@ debe ser más activista que artista, meterse de lleno en el problema social para tratar de solucionarlo con la gente que le abrió su vida e intimidad.

Fotógrafos y fotógrafas de todo el mundo vienen muchas veces al tercer mundo donde las personas no tienen conciencia por sus derechos de imagen y hacen la historia para luego ganar ciertos fondos que no son compartidos. Los beneficios que suelen proceder de la industria fotográfica del Norte Global: ventas en galerías, premios, medios internacionales, derechos de exposición en festivales y publicaciones, deben garantizar las acciones que decidió la comunidad afectada en Sur Global, sino caeríamos en la misma actitud extractivista que una empresa minera internacional tiene habitualmente con los grupos que comparten territorio.

Mi forma ética de abordar los problemas comunes de la sociedad es trabajar desde el principio con organizaciones de base (no con individuos) que ya existen en el lugar y funcionan activamente, no dependiendo de mi trabajo para funcionar. Ellas son invitadas a firmar un contrato social conmigo para participar y beneficiarse de la colaboración de una activación fotográfica.

En el contrato social incluyo estos puntos centrales:
  1. El fotógrafo debe desarrollar la narrativa con la participación del grupo (contenido + estética) con un mensaje útil que se pueda difundir en poco tiempo en el espacio definido. Muchas veces la estética popular del grupo de referencia es la que comunica en el territorio donde habitan y la del artista o fotógrafo que no utiliza la participación aleja y estigmatiza, está pensada para impactar en la audiencia más privilegiada o el mercado del arte.
  2. Control comunitario sobre la edición, la distribución de la historia en la industria fotográfica y el diseño de la devolución con productos de visibilidad concretos en la comunidad.
  3. Se establece una economía circular con los fondos recaudados por el proyecto de forma permanente por todas las ventas en galerías, premios, medios internacionales, derechos de exposición en festivales y publicaciones. Se dividirá en un 50 % para la organización social y un 50 % para el fotógrafo, quien utilizará su red de contactos, su formación académica, sus habilidades lingüísticas y sus privilegios para conectar con el mercado del arte/la industria fotográfica con el fin de recaudar fondos para alcanzar los objetivos colectivos en el territorio de origen.
  4. Ayudar al grupo en el apoyo técnico de cualquier otro proyecto que quieran llevar a cabo, utilizando la experiencia del narrador visual en redacción, traducción, presentación visual, recaudación de fondos y comunicación (si eres un extraño que entró por decisión propia a la vidas de las personas, eres responsable de devolver y por toda la vida apoyar a la comunidad).
BASES DEL ARTIVISMO SOCIAL FOTOGRÁFICO
  • Todos somos autores y producimos el proyecto colaborativamente.
  • Involucrarse como creador en luchas de la sociedad explorando estrategias de combate social utilizando la imagen colaborando con organizaciones de la sociedad civil y grupos humanos cohesionados vinculados a la vulnerabilidad a ser trabajada.
  • Trabajar junto a organizaciones o grupos no formalizados siempre y no con individuos, una plataforma necesita sostenerse en el tiempo especialmente cuando uno no esté y no debe depender de nosotros para funcionar.
  • Crear una práctica artística que funcione en el territorio objetivo cumpliendo una función concreta para la organización impactando una esquina, un barrio, un pueblo, el fin es que le sirva a la gente a corto plazo y en su lugar. Luego de alcanzado este objetivo se difundirá en los medios masivos, la industria fotográfica global y el mercado del arte.
  • Fotografía al servicio social sin renunciar al lado artístico en la comunicación, utilizando la estética popular para crear una ficción emancipatoria, debemos impactar en el territorio de origen como en una galería de arte o festival brindando trascendencia al mensaje visual creado comunitariamente.
  • El tiempo y el ritmo de trabajo lo debe determinar el grupo social y no el narrador visual, la participación real necesita el largo plazo
  • Edición y control de la distribución del proyecto compartida con el colectivo en todo momento. Brindando los archivos digitales con las imágenes realizadas para su utilización libre en un disco duro.
  • Compartir las ganancias por cualquier venta del material producido dado que es una co-autoría en derechos de exhibición, publicación en revistas, ventas en galerías y premios en metálico. 50 % para el grupo y 50 % para el artista que busca activamente difusión de la obra y conoce el mercado del arte/Industria fotográfica.
  • Generar un sistema de economía circular con la generación de dinero con el proyecto que sean utilizados por la organización o grupo durante y luego que termina el proyecto en forma permanente.
  • Firmar un contrato social con la organización o grupo con todos los acuerdos del proceso y si se generan fondos cómo serán destinados colectivamente.